Entorno
Explora Salobreña
Salobreña es un paraíso andaluz intacto. El pueblo respira historia morisca y un encanto auténtico, lejos del bullicio de otras localidades costeras españolas. Encontrarás playas mediterráneas, picos nevados de Sierra Nevada, montañas escarpadas y campos verdes llenos de cultivos subtropicales. Gracias a su ubicación en la carretera principal con conexiones rápidas a Granada, Málaga y Almería, es un punto de partida ideal para recorrer toda la Costa Tropical y hacer excursiones a las Alpujarras, el valle de Lecrín y Granada.
El pueblo se extiende sobre un paisaje amplio y diverso. Tómate tiempo para explorar el encantador casco antiguo con el castillo morisco del siglo X, las casas blancas, el Paseo de las Flores y una iglesia que antiguamente fue una mezquita. En el Albayzín, protegido por la UNESCO, descubrirás calles serpenteantes, miradores inesperados, vecinos en los umbrales y un estilo de vida andaluz relajado. Bajo el castillo se encuentra la parte moderna con mercado, tiendas, bancos y bares animados donde las tapas acompañan naturalmente cada bebida.
El pueblo pesquero de La Caleta está muy cerca y es conocido por la histórica fábrica de azúcar, las calles empinadas y una plaza con vistas al mar. La fiesta de julio es pura tradición andaluza y fue la última refinería de azúcar activa de Europa. Por un sendero rocoso se llega a calas escondidas. Al otro lado está La Guardia, una franja de playa tranquila con restaurantes sencillos, aguas seguras y un club náutico. Durante la procesión de la Virgen del Carmen en julio, la patrona es honrada en barco. La Caleta y La Guardia están unidas por el camino de Gambullón, una ruta con vistas fenomenales.
La roca El Peñón separa la tranquila playa de La Guardia del paseo marítimo más concurrido. En verano hay mucha vida con chiringuitos que sirven pulpo a la parrilla y sardinas al espeto, bares, tiendas y alquiler de patines acuáticos y tumbonas. Familias del interior tienen aquí sus casas de verano, y en octubre los mercados y las carrozas coloridas enmarcan la fiesta del pueblo. Más adelante se encuentra la desembocadura del río Guadalfeo con un precioso sendero para caminar y andar en bici a través de los humedales; se observa al mismo tiempo el mar y la Sierra Nevada. En la orilla opuesta está la playa virgen de La Desembocadura del Guadalfeo, un lugar idílico con solo un pequeño club de surf y vistas a cumbres nevadas mientras nadas en el mar.
Para los senderistas, Monte de los Almendros y el mirador de Loma Miranda son imprescindibles, con panorámicas de la costa y las montañas. Hacia el interior, desde el cementerio hasta Lobres, se extienden campos de aguacates y mangos; aquí y allá aparecen rincones escondidos por descubrir. Como la caña de azúcar fue un cultivo local durante siglos, en Lobres se encuentra la moderna destilería de ron Ron Montero, donde puedes participar en visitas guiadas y catas.